“Dar testimonio del amor de Jesús, no es un camino ausente de conflictos, basta contemplar la Cruz para comprenderlo y no sentirnos solos.”

SÁBADO 30 DE OCTUBRE DEL 2017

EVANGELIO
[Al Hijo del hombre lo van a entregar.]
Del santo Evangelio según San Lucas 9, 43-45

En aquel tiempo, como todos comentaban, admirados, los prodigios que Jesús hacía, éste dijo a sus discípulos: “Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”. Pero ellos no entendieron estas palabras, pues un velo les ocultaba su sentido y se las volvía incomprensibles. Y tenían miedo de preguntarle acerca de este asunto. Palabra del Señor.

REFLEXION

Al sanar a los enfermos, multiplicar los panes, caminar sobre las aguas,… ¡Jesús no estaba haciendo una campaña política! Él no quería ser rey de Israel. Jesús estaba haciendo lo que el Padre le pedía (su voluntad) y compartiendo lo que el Padre le compartía (su Amor). Él quería que el Pueblo de Israel pudiera experimentar la presencia del amor del Padre, su cercanía y solidaridad con quienes sufrían…

Jesús no quería ser rey, ni dirigir todas las leyes de la política; él era un profeta y le correspondía anunciar a Dios y denunciar a quienes “habían secuestrado a Dios entre ritos y leyes humanas”.

Por eso dice san Lucas: “como todos comentaban, admirados, los prodigios que Jesús hacía, éste dijo a sus discípulos: … El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”. Jesús ya intuía cuál sería su fin al llegar a Jerusalén, y no quería que sus discípulos perdieran de vista el mensaje más importante cuando esto sucediera: “Dios camina en medio de ellos”.

¿Cuántas veces perdemos de vista el amor de Dios cuando empezamos a sufrir o a padecer alguna contrariedad? Es fácil decir: “Bendito sea Dios” en la bonanza, no se necesita mucha fe para ello… pero decirlo en medio de una enfermedad o una adversidad, ¡esto sí exige fe! Esto es lo que Jesús quería que sus discípulos entendieran bien: “Aunque Él sufra y muera, Dios sigue caminando en medio de su Pueblo”.

¡Caminemos hoy “en su presencia”! En las buenas y en las malas, en los gozos y los sufrimientos. Los discípulos tenían miedo de preguntar a qué se refería Jesús, sin embargo, nosotros hemos visto que la Cruz no fue la última palabra, sino la Resurrección.

Por eso, dejemos nuestros temores en sus manos y atrevámonos a vivirnos con confianza, sabiéndonos acompañados por su Amor.

Creo Señor, pero aumenta mi fe,

Pbro. Héctor M. Pérez V.